El mastodóntico Palacio de Congresos de Toledo, a propuesta del Alcalde de la Ciudad, presumiblemente, llevará el nombre de El Greco, obviamente coincidiendo su inauguración, prácticamente, con el inicio de la conmemoración del IV Centenario de su muerte, en 2014.
Foto del Palacio. Autor David Pérez, publicada en el Diario La Tribuna de Toledo
Pero si tildo de mastodonte la obra ello no se debe, de manera exclusiva, a su volumen, pues no es una construcción cuyas dimensiones sean acreedoras de tal calificativo. Más bien lo hago como consecuencia de los infinitos avatares por los que ha pasado desde que los políticos de hace más de una década apostaran por esta infraestructura, por otro lado necesaria y que ha rehabilitado un espacio degradado en el corazón del Casco Histórico. Muy al contrario han sido una serie de despropósitos y enfrentamientos entre las Administraciones implicadas, amén de un aumento constante del presupuesto inicial de ejecución de obra, lo que le hace merecedor de tal nombre. Pero seguramente no es tiempo de mirar para atrás, ni de lamentaciones; si bien me gustaría incidir en una cuestión. De qué manera los dirigentes públicos se embarcan, en demasiadas ocasiones, en planeamientos urbanísticos cuya inversión supera con mucho las posibilidades de sus “arcas” que, como es el caso, vienen a ser las del conjunto de los ciudadanos. Para eso no creen necesario elevar el asunto a consulta popular. Muy al contrario, el actual alcalde, Emiliano García-Page, sí ha querido dar protagonismo a los toledanos y, así, ha puesto en marcha una suerte de “concurso” público de ideas, a fin de que se aporten sugerencias para dar nombre a la obra del arquitecto Moneo. Obviamente algo plausible, si obviamos los antecedentes que he comentado. No obstante, el órdago que ha lanzado, queriendo bautizar a la criatura con el nombre del Pintor cretense, hace difícil hallar y superar un mejor apelativo por razones objetivas que cabría valorar en clave de proyección nacional e internacional de Toledo, con motivo del “IV Centenario”. Sólo deja la posibilidad de "jugar" con el nombre; y es lo que acabo de hacer en esta entrada de mi blog.
Maqueta del edificio "Quixote Crea"
Pero no hemos de olvidar cómo, y en paralelo con la puesta en marcha de esta infraestructura, no muy lejos, y ya en zona “nueva”, avanza a buen ritmo ese otro espacio cultural que llevará el nombre (este sí que fue bautizado antes de nacer) de “Quixote Crea” (ese otro personaje, en este caso de ficción, que también da a Toledo fama mundial), un espacio extraordinario para llevar a cabo una intensísima actividad cultural, congresual, etc.; que habrá de gestionarse con buenas dosis de talento, haciendo posible que, entre ambos centros, se establezca un eje-axial dinamizador de cuantas acciones, conforme a su índole, se organicen; en definitiva sendos referentes que habremos de “vender”, con todo su potencial, a través de los canales destinados a profesionales y colectivos científicos, culturales, etc., que demandan algo más que un mero lugar físico donde “juntarse”: un espacio adecuado conforme a sus necesidades, con unos servicios de excelencia y un entorno proclive para el relax, la diversión, el recreo y la cultura. Todo eso lo podrá ofrecer Toledo a partir de que estos dos Centros entren en funcionamiento, pero tampoco han de desestimarse para acoger buena parte de las actividades que se están programando con motivo de la efemérides de El Greco, desde encuentros científicos a conciertos, conferencias y un largo elenco de actividades. Dicho todo lo cual, y salvo una genialidad de última hora, creo que el Palacio de Congresos es un digno merecedor para llevar el nombre de El Greco y como toledano, que desea hacer su contribución a la elección del nombre he aquí mi propuesta:
Espacio “GRECO” Congresos-Toledo
