El Greco accesible

Hoy la ministra de Cultura viene a Toledo para supervisar e inaugurar algunas obras que se están ejecutando, o ya terminado, en distintos monumentos, la Catedral y el Museo Sefardí (Sinagoga del Tránsito). Y es en este último caso donde quiero detenerme. Cuantos conocéis nuestro Casco Histórico sabéis que existe un eje imprescindible que aglutina un vasto acervo testimonial de cuanto fueron sus Tres Culturas: El Monasterio de San Juan de los Reyes, baños islámicos, y dos sinagogas, siendo la de Samuel Leví, conocida como del Tránsito, una de las más importantes en su género, sobre la base de diseño constructivo, grandiosidad y, sobre todo, por sus riquísimos fondos: de fondos documentales, de trajes, de elementos de ajuar y representativso de la vida doméstica, civil y religiosa de la comunidad sefardita, aquí asentada hasta su expulsión en 1492, además de tumbas y un extraordinario archivo para la investigación.

De hecho, el Museo Sefardí, por sí mismo, es uno de los más visitados por los turistas, nacionales y extranjeros. Pero hoy se da un paso más: la inauguración de la obra de accesibilidad para personas con algún grado de discapacidad. Un ejemplo más a imitar de buena gestión y administración de los recursos públicos.

 Pero, en este punto, te preguntarás ¿y qué ha de ver todo esto con la celebración del IV Centenario de El Greco? Pues todo. Dentro de ese perímetro que es el barrio judío toledano y, puerta con puerta, con esta sinagoga, se halla la Casa-Museo de El Greco que, dicho sea de paso y aunque ello suponga echar por tierra mitos, nunca fue residencia del inmortal pintor y sí de Leví. Es lo que tienen las leyendas, y en Toledo más que en ninguna otra parte resulta difícil desligar la calenturienta imaginación de los antepasados de cuanto realmente sucedió. No obstante ello sólo debe de contemplarse como una vicisitud más de las paradojas con que nos regala la historia. Lo verdaderamente importante, en nuestro tiempo, es que todo el mundo pueda disfrutar de un legado patrimonial que pertenece a la Humanidad, cuál es el caso de Toledo. Y que cualquier persona pueda acceder al último rincón donde se halle un solo cuadro, escultura o elemento artístico de su interés, además de por imperativo legal, se le ha de facilitar su contemplación y disfrute como una actuación más dentro de lo que es la buena gestión del patrimonio histórico-artístico. En este orden de cosas la recientemente inaugurada Casa Museo del Cretense no presenta ningún obstáculo en este sentido, pero los técnicos y responsables de organizar las visitas y las actividades conmemorativas del IV Centenario debieran comprobar que esto mismo sucede en el resto de monumentos, conventos, iglesias o museos donde hubiere alguna obra de El Greco. Si, llegado el momento, un discapacitado tuviere que dar media vuelta por una barrera arquitectónica de nada serviría el resto de alharacas.